Por Nellie Torres de Carella, patóloga del habla y lenguaje *
Directora, Instituto Fonemi de Puerto Rico
San Juan, Puerto Rico – Tanto el gobierno federal como el de Puerto Rico han anunciado que están preparándose para que las escuelas puedan abrir, tan pronto como en marzo, y puedan retomarse las clases en modalidad presencial.
Ante esta noticia, ya sea que ocurra en marzo o en agosto, los maestros estarán ante una realidad que podría ser frustrante cuando se enfrenten con estudiantes que van a estar rezagados para lidiar con la demanda escolar del grado.
La seriedad de lo que podrían enfrentar será aún más impactante, pudiendo llegar a lo caótico. En el caso de los niños de educación especial quienes, por la dificultad que han tenido para recibir educación virtual apropiada para sus necesidades durante la crisis por el COVID-19, habrán perdido, en promedio, más de un año escolar. Esto es equivalente a varios años de aprendizaje en retroceso como efecto directo de recesos prolongados como suele suceder con los dos meses de vacaciones de verano.
¿Con qué otros retos se encontrarán los maestros cuando los servicios se reanuden de forma presencial?
• Estudiantes dependientes de apoyo constante. La educación y terapias virtuales han traído al panorama a los padres como asistentes de los maestros y muchos de los estudiantes se han acostumbrado y creado una dependencia, a tal grado, que constantemente buscan la aprobación y apoyo del padre o madre presente antes de ejecutar o contestar una pregunta. A los fines de ayudar en el proceso de reinicio de la educación presencial, es momento de que los padres o cuidadores mantengan cierta distancia y fomenten la independencia de los estudiantes porque, de lo contrario, estarán necesitando supervisión y apoyo constante en el salón de clases, lo cual haría muy compleja y difícil, la tarea del maestro para enseñar a un grupo de estudiantes.
• Rezago causado por ausencia de terapias. Muchos estudiantes reciben terapias del habla, sensorial auditiva, ocupacional o educativa, que les ayudan en el proceso de aprendizaje. Sin embargo, un gran número de ellos no han recibido las mismas, o no las han recibido con la misma frecuencia. A este panorama se enfrentarán muchos maestros cuando descubran que esos estudiantes no están aprendiendo al ritmo usual por la ausencia o baja en la intensidad de los servicios terapéuticos que solían recibir. Es importante que los niños estén, desde ya, recibiendo todos los servicios complementarios, con la frecuencia recomendada por los especialistas, para evitar esta problemática.
• Problemas de conducta por la transición. Algunos estudiantes, sobre todo los de educación especial, son muy sensitivos a los cambios de rutina y les costará volver a ajustarse al salón de clases, por lo cual podrían presentar conductas inapropiadas, como tendencia a la distracción, a levantarse de la silla, a no seguir las normas del salón. Establecer reglas claras desde el primer día, utilizar refuerzos inmediatos y ser flexibles o sensitivos al inicio, serán de gran ayuda para que el maestro pueda mantener el control del grupo.
Los efectos de la pandemia ocasionada por el COVID-19 en la educación se hará palpable en cuanto regresen los estudiantes a las escuelas, lo que debe darse en cualquier momento durante este año 2021. Es importante que en ese momento los maestros reciban todo el apoyo que necesiten y que, desde ya, la preparación tome en consideración los aspectos mencionados para minimizar, de ser posible, los problemas que acarrean los mismos.
Queda por determinarse qué pasará y cómo se resolverá, si es posible, la pérdida de más de un año escolar de algunos niños de educación especial que, por la severidad de sus diagnósticos, no recibieron educación en modalidad virtual. Ellos serán unas claras víctimas de la pandemia, aunque no se hayan contagiado. De igual forma, lo son los maestros quienes tendrán que cumplir con unos estándares educativos que no estarán acorde con la realidad de la pérdida de destrezas.
La solución no es simplemente pasarlos de grado, como se hizo en el año educativo anterior, porque cada grado requiere de destrezas dominadas en el grado anterior. La educación es un derecho de todos, esta realidad demanda discusión y acción de las autoridades pertinentes.
• La autora es patóloga del habla y lenguaje y directora del Instituto Fonemi de Puerto Rico y su Academia Fonemi. El Instituto Fonemi de Puerto Rico es una institución terapéutico-educativa que utiliza los programas modalidades y técnicas de terapia más efectivas, como la terapia sensorial auditiva Tomatis, el programa Lindamood Bell, la terapia oral-motor, la terapia para apraxia del habla infantil y la de narrativa, para ayudar a niños y jóvenes con diversos desórdenes de desarrollo o diagnósticos a superar muchas de sus dificultades. Ha desarrollado un programa integrado e intensivo para niños con autismo, problemas de lectura y escritura, apraxia del habla infantil y para prescolares con implante coclear.
Para información, llama al (787) 774-1163 / 1164, o escribe al correo electrónico info@fonemipr.com. o entra al portal www.fonemipr.com.