San Juan, Puerto Rico – El año en que la industria de la cultura y el entretenimiento, si bien ha sido un duro golpe a sus trabajadores, no es menos cierto que ya se va bien luz al final del camino con el inicio de una serie de proyectos que han podido realizarse, como es el caso de la película La dama de las camelias. Para el primer actor José Eugenio Hernández laborar en este proyecto ha sido, cuando menos, una experiencia mágica.
“A un año de encierro pandémico y sintiéndome como mierda por asuntos emocionales que se agravaban por la clausura de nuestros espacios de trabajo, recibí una llamada que cambió el panorama tétrico que dejaba el 2020. Paloma Suau me habló de un posible proyecto fílmico que le estaban ofreciendo y con el que podríamos ‘jugar desde el guión para hacerlo nuestro. Con la ilusión de eventualmente ser parte del proyecto, lo dejé ir hasta que un par de meses después me llamaron para coordinar la prueba de lectura. Lo demás ya es historia. Confirmada mi participación para interpretar al sugar daddy que seduce a ‘Margarita’, con la ilusión de enamorarla, comencé mi preparación de personaje”, recapitula el también profesor en la Universidad de Puerto Rico.
Esta producción trata sobre la historia de La dama de las camelias en un Puerto Rico post pandémico. Margarita, personaje interpretado por Denisse Quiñones, transita tres mundos en los que dejará la huella de su deslumbrante, pero fugaz luz: El vivero de su familia, el ambiente jet set del productor Eduardo Lares, mi personaje, y el mundo del Burdel Las Camelias. El elenco que conforma estos tres mundos es de ensueño: Cordelia González, Braulio Castillo, Marian Pabón, Junior Álvarez, Carola García, Cristina Soler, Julio Ramos, Israel Lugo, Modesto Lacén, Bryan Villarini, Mickey Negrón, María de Azúa, Xavier Morales, Alexandra Malagón, Iliana García, Camila Moncloa, José Caro, Erik Rodríguez, Salomé Monroig, Yan Christian Collazo, Germán Legarreta, Anoushka Medina, Pedro Juan Colón, Heyda Salamán, Javier Iván Maldonado, Tensy Ann Vela, y Amed Fifí, entre otros.
Hernández, con una larga y respetable trayectoria en el teatro y el cine local, guarda el más delicioso sabor sobre esta experiencia. “El proceso creativo y de producción de La dama de las camelias ha sido único y nunca antes vivido por la mayoría de nosotros. Las reuniones iniciales con Paloma fueron por teleconferencia para proponer el diseño del personaje, estudiar los referentes y modificar los parlamentos durante las lecturas con el propósito de crear una adaptación mucho más cercana a nuestra idiosincrasia. No estoy ajeno a este tipo de proceso creativo donde el actor se vuelve autor de sus propios parlamentos. Desde hace unos 4 años he venido desarrollando junto a mi colega y amigo Christian Nieves dos piezas teatrales que se basan en este formato de dramaturgia actoral: Caribe Bestial y Los condenados. Esta vez, sin embargo, todo fue más rápido pues ya existía un guión inicial y el tiempo apremiaba. En unas cuantas semanas ya habíamos concluido las reuniones por teleconferencia, y nos preparábamos para hacernos las pruebas de COVID, la primera lectura presencial, y eventualmente la entrada a burbujas de aislamiento en los tres municipios donde filmamos: Aguadilla, San Lorenzo y Aibonito”, narró el actor.
A su juicio, filmar una película en medio de la pandemia “fue un oasis de amor la vida en burbujas. Reencontrarnos con esta familia creativa para sentir que nuestro oficio tiene valor, y parir un proyecto artístico en el que todos creemos, sin temor al contacto directo, es una maravilla. Más aún, cuando tenemos la oportunidad de desayunar, almorzar, cenar y “bohemiar” juntos, al tiempo que discutimos ideas de forma divertida, es y será mi aspiración laboral en Puerto Rico. Fue precisamente ese ambiente el que nos permitió sobrellevar en medio de la filmación la triste noticia de la muerte de la madre de una de las actrices. Igual pasó el último día de filmación con la triste partida de nuestro querido amigo Albert Rodríguez, también muy cercano al grupo”.
Al reflexionar sobre las condiciones de trabajo de la clase actoral en Puerto Rico, José Eugenio Hernández se expresó convencido de que “los artistas, cuando creemos en lo que hacemos, somos capaces de hacer magia a pesar de los presupuestos estrechos, las limitaciones de tiempo, y las contingencias que nos fuerzan a potenciar nuestra creatividad. En ese sentido, somos y seremos alquimistas del espectáculo. Agradezco infinitamente la confianza depositada en mí para llevar a cabo este trabajo, haber contado con el cuidado y protección del ojo de Paloma Suau y Willie Berrios, y a la vida por haber tenido la oportunidad de compartir escena con personas extraordinarias que con su talento me siguen inspirando”.